miércoles, 11 de febrero de 2015

Duelo

Querido diario:

Hoy he estado hablando con cierta persona profesional sobre mi futura experiencia y sobre cómo me siento al respecto. Sobre que no quiero irme, pero que me veo obligada por las circunstancias y por el estancamiento en el que me encuentro, prácticamente en todos los niveles. De lo duro que es dejar atrás tu vida, tu familia, tus amigos y, en mi caso, sobre todo a mi perro, por las circunstancias de un país o por la total falta de oportunidades que tiene mi generación en estos tiempos.

No me quiero expandir sobre un tema que ya traté y que cualquier español conoce. De lo que se trata es de lo que esa persona me ha dicho. Lo más probable es que escriba esta entrada más para mí misma que para nadie más, para poder leerla una y otra vez en los malos momentos, para acordarme de cómo no tengo que sentirme o pensar. Pero si cualquiera que esté en mi misma situación o similar, fuera de su país, lee esto y le ayuda, entonces esa persona habrá ayudado a más de una y estoy segura que eso le haría sentirse muy bien.

La cuestión es que esto ha salido cuando he dicho que me voy a sentir disociada, es decir, que físicamente voy a estar allí, pero emocionalmente seguiré aquí, en Valencia, en mi casa, con mi familia y mi perro. Entonces esa persona me ha respondido que eso es precisamente lo peor que puedo hacer. El período de duelo es normal y sano, me ha dicho, porque es despedirse de todo y todos aquellos que quieres, porque es natural echarlos de menos y querer estar con ellos, pero disociar o dividirse uno mismo es pasarlo aún peor de lo que seguramente ya lo hacemos (sé que unos más que otros, pero todos los inmigrantes tienen esos momentos en que añoran su país y todo aquello y aquellos que han dejado atrás y con los que les gustaría estar).

Su consejo, pues, es no pensar "ahora estaría en casa haciendo esto", "ahora estaría con X", "cómo me gustaría que X viera esto o estuviera aquí...". No... Hay que aceptar que sí, nos hemos ido, unos queriendo y otros no (en mi caso, no), pero nos hemos ido. Ya no estamos en nuestra casa y no lo vamos a estar por mucho que la echemos de menos. Tampoco vamos a estar con nuestros seres queridos por mucho que queramos. Y da igual el tiempo que pasemos fuera, vamos a vivir allí. El consejo, pues, es que aceptemos que estamos allí, en cuerpo y mente, que hay que crear nuevos vínculos, físicos y emocionales, en el lugar al que vayamos. Que no dejemos de vivir por aquello de que es "temporal", que no cortemos oportunidades antes de que éstas hayan siquiera empezado pensando en que no puede salir nada de eso porque, total, nos vamos en X tiempo y yo sólo he venido aquí a hacer esto. Que hay que relacionarse con la gente que hay allí, vivir, experimentar, hablar, disfrutar... Durante el tiempo que sea, ésa será nuestra casa, nuestro mundo, nuestra vida. Y lo que hemos dejado atrás, por muy duro que sea y por mucho que nos duela, seguirá atrás igualmente. Incluso nos impedirá ver lo que estamos viviendo en ese momento. Bueno o malo, será nuestro presente, nuestra vida. Aceptémosla y vivámosla.  Hay que crear nuevos lazos y vínculos, con la ciudad, con otras personas, con otras experiencias y con una vida que no es "temporal", es nuestra; es nuestro AHORA y nuestro MOMENTO. Lo que hemos dejado atrás podrá seguir cuando volvamos, o puede que no. Pero eso no está en nuestras manos. Lo que sí está es aceptar ese presente y vivirlo como tal, sin disociación, o dividirse uno mismo y pasarlo aún mucho peor de lo que ya podremos estarlo, porque ni siquiera nos sentiremos una persona completa en ningún momento, ya que estaremos en un lugar y haciendo una cosa cuando queremos estar en otro y haciendo otra distinta.

Espero que todo se haya entendido. La verdad es que dicha persona lo ha expresado mejor que yo, obviamente, pero espero que haya quedado igualemente claro. Tiene razón. Por muy duro que sea, y emigrar siempre lo es, tenemos que irnos como personas completas y no dejar que una parte de nosotros se quede en casa.

Así que... mis queridos Hogwartianos y Hogwartianas... vivamos. Alma y cuerpo en un mismo lugar. Racionalidad y psicología en el aquí y el ahora.


2 comentarios:

  1. Se que no es ni parecido, pero no puedo negar que conozco un poco esa sensación de desarraigo que conlleva el irse de casa por primera vez a un sitio desconocido. Solo te puedo decir, que lo que al principio es un mundo (conocer gente, salir de casa o simplemente hace la comida porque solo eres uno y no te apetece cocinar para uno) se va pasando. No es que quieras, es que el cuerpo es sabio y si no lo fuerzas a recordar se adapta.
    Y lo que al principio te parecía impensable, irá sucediendo. No digo que vayas a olvidar a tu casa, ni a tu perro, pero si que aprenderás a pensar en ellos con nostalgia y no con desesperación.
    Intenta afrontarlo como un desafío, que es lo que mejor se te da y antes de que puedas darte cuenta, te tendremos aquí de nuevo... O quien sabe, tal vez no quieras volver.

    B.L.

    ResponderEliminar
  2. Lo sé, lo peor de todo es al principio, el período de adaptación, cuando más comparas o más echas en falta lo que tenías y cuando te parece todo más diferente.
    Tienes razón en todo lo que has dicho, sobre todo me ha gustado lo de que si no fuerzas a recordar el cuerpo se adapta. Espero poder llegar a ese punto y no quedarme anclada en la desesperación. Imagino que, tras las primeras semanas y una vez me haga a la rutina, todo será eso, rutina.

    Muchas gracias por tu opinión. Sinceramente, no esperaba que te pasaras por aquí, pero ha sido una grata sorpresa y una alegría reconfortante verte.

    ResponderEliminar